Libros del KO

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¡Goool en Las Gaunas!

Abadía, el Tato, portaba el estandarte del fútbol premetrosexual. Perteneció a la legendaria estirpe de futbolistas con bigote. Y bigote poblado, nada menos. El hecho de que Agustín, además, fuera calvo, no hacía sino elevarle entre todos ellos a un nivel místico (y reluciente), como si estuviera envuelto en una frágil mas resistente armadura dorada. Su traje de faena, no obstante, era una elástica blanquirroja por fuera del pantalón negro, y unas medias a la altura de los tobillos. Y ni espada de caballero celestial ni gaitas: cualquiera que recuerde sus arremetidas por la banda sabrá que lo hacía con más pundonor que gracia, con más corazón que toque. Esas cualidades, si no te llamas Gennaro Gattuso y el Milan se interesa por ti, no se reconocen más que en los equipos de provincias.
8,00€

Aquí no se rinde ni Dios

Mientras la pelota cae, Camacho está atento y desencajado en la banda, como todo el año, y en el ambiente aún quedan restos de la rueda de prensa que dio Cruchaga un par de jornadas antes, con el equipo en puestos de descenso. «Tenemos que hacer un último esfuerzo entre todos para darlo todo. He visto desánimo y por eso quiero decir esto. Aquí no se rinde ni Dios y vamos a sacar esto adelante. Somos un pueblo que se levanta cuando están mal las cosas». Tan intenso se pone Cruchaga que parece que vayan a sonar trompetas de guerra, que vayan a salirle llamaradas rojas por detrás de las orejas.
8,00€

Como siempre, lo de siempre

«El Celta rozó la hazaña», se pudo leer en todas las crónicas deportivas. Si el roce hace el cariño, la hazaña debe de querer muchísimo al Celta porque llevamos décadas rozándola, acariciándola y haciéndole cosquillitas en el sofá. A la hazaña, estoy segura, le hemos provocado algún que otro orgasmo.
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El autoestopista de Grozni

¿Qué papel ocupa el deporte en un escenario bélico? Es una pregunta apenas explorada dentro de la literatura deportiva. Este libro ofrece un recorrido por los principales conflictos de finales del siglo XX y principios del XXI, desde Grozni a Sarajevo, y desde Sierra Leona a Irak, todo en primera persona. Por ejemplo, durante la guerra de la ex Yugoslavia, el propio Ramón Lobo sirvió como correo para mantener en contacto al futbolista Meho Kodro con su familia. En algunas ocasiones, el fútbol fue un mecanismo de integración para niños que tuvieron que rehacer su vida tras el conflicto. En otras ocasiones, el fútbol servía para sobrellevar el absurdo de la guerra, ni más ni menos.
6,00€

El Celta no tiene la culpa

Como en tantas otras cosas (el astillero, la vela, la política…) hice todo lo contrario de lo que mi padre esperaba de mí para no parecerme a él en nada, para llevar una vida completamente distinta. Por si acaso. Porque durante mucho tiempo, y por causas que no vienen a cuento, el odio y el miedo fueron los principales nutrientes de una relación enfermiza que se prolongó durante demasiado tiempo. Tanto que cuando quise darme cuenta ya era demasiado tarde para deshacer el entuerto, aclarar los equívocos. Ir juntos a Balaídos.
7,00€

El largo invierno

“Era mayo de 1994, yo acababa de cumplir catorce años y la Cultu bajaba a Tercera. Primer descenso de mi vida. Qué quemazón en el pecho, un año por delante en el que todos los días serían de noche. A mi padre le salió su primera cana en el bigote. Aún hoy, que lo tiene todo ya blanco, sería capaz de encontrarla, justo en el centro”.
8,00€