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Barraca y Tangana

Las columnas de Barraca y tangana (publicadas en el diario Levante) se han convertido en una contraseña de culto entre los ojeadores más exigentes. Ballester escribe, aparentemente, de fútbol. Pero no te fíes: utiliza el regate de la ironía para despistar al lector. En verdad, escribe sobre lo que de verdad importa.
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El fútbol no te da de comer

En Copenhague, en Basilea o en Soria. En tu pueblo o en el mío. A cuántos niños les habrán dicho, cuando se ponían tristes porque perdía su equipo, que no sintieran pena, que eso realmente no importa, que el fútbol no les da de comer ni les compra ropa. Ojalá la infancia mundial coordine una respuesta en común para estos casos. Y sería muy fácil, porque vale, el fútbol no me da de comer, pero tú, tú que eres amigo de mis padres y me estás diciendo eso, ¿acaso tú me das de comer, hijo de puta? Cuando vengas a contarme tus problemas no esperes que empatice ni me sienta triste, porque no me das de comer y me dijiste que no me apenara por el fútbol porque no me daba de comer. -- «Columnas con vocación de cuento, de las que uno sale o bien con una sonrisa o bien directamente llorando de la risa». Xacobe Pato, Vogue
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Otro libro de fútbol

Cuando iba al instituto y jugaba en un equipo, no había partido sin que se diera la siguiente situación. Un rival manejaba la pelota de espaldas a portería y uno de nuestros defensas le encimaba. El entrenador le gritaba «sin falta». Nosotros le decíamos «sin falta». Los padres desde la banda le ordenaban «sin falta». Pasaba un avión con una gran pancarta en la estela, donde se podía leer un bonito lema: «Sin falta». Nuestro defensa, evidentemente, terminaba haciendo falta. Y el entrenador se giraba al banquillo para blasfemar. Nosotros abríamos los brazos como inquiriéndole, pero, hombre, te estamos diciendo «sin falta». Los padres se iban a almorzar al bar. Nuestro defensa se encogía de hombros y protestaba con la boca pequeña. Sabía que había hecho falta, todos lo sabíamos. Sabía que no debería haberla hecho, pero no lo podía evitar. La vida sería más fácil si no hiciéramos lo que sabemos que no hay que hacer, pero a menudo no lo podemos evitar.
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Treinta y seis años después

Treinta y seis años después, milagro: la selección peruana regresa a un mundial de fútbol. El periodista Toño Angulo Daneri echa la mirada atrás y, con la excusa del fútbol, hace un delicioso repaso a las filias y fobias que le despierta su país: en estas páginas hay derrotas, goles milagrosos, reflexiones estéticas, supersticiones caseras, mucha ternura y un sueño: que el nuevo Perú respondón e ilusionante no se quede solo en la cancha de juego.
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¡A las armas!

Vallecas es de izquierdas por muchas razones. Por ejemplo, porque el Puente de Vallecas sigue siendo el único distrito de Madrid en el que nunca ha ganado el PP. Por eso, y porque una vez los Bukaneros, tras registrar la policía su sede, sacaron una pancarta mentando al marido de Cristina Cifuentes, podríamos decir que no somos el barrio ni el equipo favorito de las gentes del extremo centro. Creo que la señora Cifuentes alguna noche se ha soñado vestida de Juana de Arco, mechas al viento, comandando una tropa de gaviotas y muchachos con flequillazo que avanzaba manu militari por la Avenida de la Albufera dispuesta a ilegalizar el Rayo.
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¡Goool en Las Gaunas!

Abadía, el Tato, portaba el estandarte del fútbol premetrosexual. Perteneció a la legendaria estirpe de futbolistas con bigote. Y bigote poblado, nada menos. El hecho de que Agustín, además, fuera calvo, no hacía sino elevarle entre todos ellos a un nivel místico (y reluciente), como si estuviera envuelto en una frágil mas resistente armadura dorada. Su traje de faena, no obstante, era una elástica blanquirroja por fuera del pantalón negro, y unas medias a la altura de los tobillos. Y ni espada de caballero celestial ni gaitas: cualquiera que recuerde sus arremetidas por la banda sabrá que lo hacía con más pundonor que gracia, con más corazón que toque. Esas cualidades, si no te llamas Gennaro Gattuso y el Milan se interesa por ti, no se reconocen más que en los equipos de provincias.
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