Este libro sincero es el resultado de una necesidad del propio Iniesta: la de explicarse como jugador de fútbol, pero sobre todo como ser humano. Para lograrlo utiliza su propia voz y nos cuenta cómo fue su infancia y su adolescencia en Fuentealbilla y en la Masia cómo vivió los momentos más felices y más tristes de su carrera deportiva y cómo es su vida cotidiana, rodeado de su familia y de sus amigos. 'La jugada de mi vida' también cuenta con los testimonios de todos aquellos que han compartido muchos de los grandes momentos de Iniesta.
Alienación Indebida es un resumen de una pasión por el fútbol y el deporte como espectáculo y como forma de entender el mundo, y es también una mirada irónica, divertida y profunda como sólo pueden serlo los asuntos trascendentales que se dirimen en el juego.
Historia de unos cuantos niños no tan niños y unas cuantas niñas no tan niñas que se están asomando a la adolescencia, a ese momento en el que la inocencia comienza a diluirse en medio de una agitación continua de sombras, sospechas y temores. Ese momento en el que los padres muestran sus primeras grietas, la familia es cobijo pero es también molestia y los cuerpos propios y ajenos deletrean sus propias leyes y deseos. Jugar al fútbol como aprendizaje de la derrota. La vida que sale al encuentro, es decir, el miedo al fracaso, a no marcar ese gol que te salva de la mediocridad que te rodea, asusta y ahoga. La lentitud del crecer.
Fútbol y anarquismo suelen aparecer como mundos disociados por sus irreconciliables intereses y desarrollos. Ambos saben combinar la habilidad individual con la solidaridad colectiva, sin olvidar que fueron las clases obreras las que se apropiaron de este deporte y contribuyeron a su popularización en todo el mundo. Este libro descubre una cara poco conocida de las confluencias pasadas y presentes entre fútbol y anarquismo.
Este libro reúne los episodios más significativos de la inquietante simbiosis entre el fútbol y las dictaduras fascistas; anécdotas, hazañas -a veces trágicas y otras rocambolescas- en las que el fútbol ha sido empleado como venda para tapar los ojos del pueblo o como vehículo de adoctrinamiento en el marco de delirantes diseños propagandísticos concebidos por megalómanos déspotas de medio mundo.
Barcelona, a las puertas del Mundial de Sudáfrica. Unos chicos de la Zona Franca resuelven sus preguntas existenciales con porros, mucha música, novias, algo de sexo, bastantes cervezas y el fútbol como metáfora, aprendizaje, combate y sueño. Son esas gentes, esa inmensa minoría, que salen poco en los periódicos y para los que la crisis es un llover sobre mojado. Luego los adolescentes crecen, es decir, unos aprenden a ser peores y otros tratan de que las desgracias no les aplasten.